jueves, 25 de noviembre de 2010

Los modelos de profesores y su correspondencia en alumnos

Modelo «Genio en las nubes»
Sabe cantidad, hace el ridículo con sus genialidades, pero no le luce hasta el final de le película. Corresponde a modelos de alumnos que al final acaban aprendiendo de todo, en final feliz.
Modelo «Mary Poppins»
Hace magia, da volteretas si hace falta, canta… Contra todo pronóstico convierte a alumnos, claustro y familiares en seres divertidos, amables, solidarios y creativos. No se sabe muy bien qué metodología didáctica utiliza. ¿Magia, creatividad, afecto, paciencia...?
Modelo «Monipodio»
En «Rinconete y Cortadillo» nos lo presenta Cervantes. Es el ciego de «El lazarillo de Tormes». El que adiestra a rateros, vagabundos y delincuentes. Es Fagín, el carterista que enseñó a robar a Oliverio en «Oliver Twist». Ya lo afirmaba Skinner, «dadme un niño que yo haré de él un criminal o un santo», en el más puro estilo de los planteamientos conductistas. Sus alumnos aprenden mucho y bien, pero suelen acabar mal, o encontrando un alma caritativa que les salva.
Modelo «Malvado director de orfanato»
Es el que maltrata conscientemente a sus alumnos. Suele verse en algunas películas de dibujos animados o en las basadas en novelas inglesas de la época victoriana como «Oliver Twist», En Annie, por ejemplo, los malvados que rigen el orfanato. En «¡Arriba Hazaña!» son todos los profesores del colegio religioso. Los alumnos suelen responder a este modelo, tanto con el de tipo sumiso o el de rebeldía absoluta.
Modelo «Maestro del Missisipi»
El profesor que soporta con resignación y tal vez por ser él mismo esclavo del sistema todo aquello que sus alumnos tengan a bien o a mal hacerle; corresponde al alumno modelo jauría. Tolera miles de diabluras, bromas y perrerías. Siempre le ganan los alumnos. Lo podemos ver con detalle en películas y cómics de Tom Sawyer. Le quitan la peluca, le ponen ranas bajo el sombrero, se le escapan de clase. Todo vale para salvar la idea de que el oficio del alumno está en divertirse y hacer penar al profesor. La literatura nos ha inmerso en este estereotipo, posiblemente el más común en la conciencia popular. Tiene también relación con el modelo de alumno «Pasa la tuna…», de nivel universitario pero simpático, cínico y sin estudiar.
Modelo «Sonrisas y lágrimas»
Acuñado por Julie Andrews, institutriz, monjita en excedencia, que cantando y sin perder ni la sonrisa ni las lágrimas, organiza, educa y forma un coro familiar con sus maleducados e irresponsables pupilos. Su actitud es de ganadora, ya que el coro incluye al, en principio antipático padre, con el que se casa. Corresponde al modelo de alumnos rebeldes al principio y dispuestos a que el mentor se vaya por donde ha venido. Mas tarde, milagrosamente, se convierten, y en un plis-plas aprenden todo.
Modelo «Sydney Poitiers».
El maestro es paciente y caritativo; supera el escarnio, incluso el racista, utiliza los métodos más protectores y maternales. Como en «To sir, with love» (1967). El modelo podría llamarse también «Mi madre es una santa», pues maestras y maestros son verdaderos padres o madres. Se prodiga mucho en el cine de los años cuarenta y cincuenta: En películas muy similares a «El maestro». Cierto es que existían en aquellos años maestros así. No es raro ver el arquetipo en películas hagiográficas, de vidas de santos profesores, que al mismo tiempo que la magia y el milagro utilizan su temperamento paternal o maternal para educar a alumnos más con el esfuerzo divino que con el didáctico. Los alumnos suelen corresponder al modelo obediente en plan bueno y sumiso, entremezclados con el modelo Zipi & Zape.
Modelo «Guerrero del Antifaz»
Es el héroe tenaz que lucha por un lado contra una estructura académica arcaica y conservadora, cuando no despiadada, y contra alumnos ya sean rebeldes, sumisos, navajeros o cualquier otra especie de las señaladas. Con su tenacidad, paciencia, serenidad, y algún que otro mandoble, saca todo hacia delante y convierte a los alumnos en mansos corderos y al claustro, por muy adverso que fuera al cambio, en ferviente aplaudidor de sus éxitos. Eso sí, todo esto le puede llevar una vida, como en «Adiós Mr. Chipss».
Modelo «Cascarrabias»
Es un modelo muy común y totalmente aceptado en los medios de comunicación. En general no suele ser malo, simplemente cumple su papel. Lo vemos en Los cuatrocientos golpes, Amarcord… y en la mayoría de las películas españolas en las que sale un aula. En algunos casos es el antagónico del modelo «rompemoldes». Se le ve normalmente en las series españolas de televisión, como contrario al protagonista.
Modelo «Abuelito dime tu…»
Una vida dedicada a la docencia, contra viento y marea, da como resultado la transformación total de una sociedad, hasta el punto culminante, en el homenaje final, con banda de música y muchos lloros. No se suele apreciar cómo lo logra didácticamente; tal vez el paso de los años, que todo lo cura. Ejemplo tenemos en El profesor Holland, del que parecía que nunca podría enseñar y acabó moldeando el oído, las capacidades musicales y los valores cívicos de buena parte de un pueblo norteamericano. Si le hubieran dado tiempo, cambia al país entero.
Modelo «Pigmalión»
Se ve con abundancia en el cine. El profesor que pretende hacer a su alumno a imagen y semejanza. Con calidad cinematográfica en El pequeño salvaje, My fair Lady y muchas otras. El alumno, debido a la dureza y ambición de poder del profesor, suele salir rana y dar lecciones al mentor.
Modelo «Rompemoldes»
Suele ser el más satisfactorio para la opinión pública. Lo vimos en la película El club de los poetas muertos. Un profesor que ante la incredulidad de los alumnos se arriesga a enfrentar toda la simbología tradicional de un colegio norteamericano. Los alumnos, reaccionan ante este modelo de varias formas, en su mayoría positivas. Sin embargo la experiencia revolucionaria que entraña engendra desastres, dramas familiares, incluso el suicidio. A pesar de que los ciudadanos ven favorablemente a este tipo de profesor, tienen cuidado con él. Es precisamente el que deshace más estereotipos, aunque es arquetipo en sí mismo. Los vínculos que crea con los alumnos son muy positivos, pero la ambivalencia que genera entre los mismos jóvenes provoca rupturas y dramas. Algunos prefieren mantenerse como esclavos que aplicar la libertad con los riesgos que les propone el profesor.
Modelo «Cachas»
Utiliza la didáctica del deporte o de las artes marciales. El profesor ‘cachas’ que se enfrenta por primera vez en su vida a un grupo de alumnos delincuentes. Soluciona los problemas no precisamente con el afecto ni la cooperación sino por medios un pelín coercitivos, incluso mamporreros. Su arquetipo es el del vencedor competitivo, que desde la primera secuencia, y sin necesidad de formación docente alguna, soluciona los problemas con la elemental y consabida máxima de que el fin justifica cualquier medio y que la letra con sangre entra. Arnold Schwarzenegger es un buen modelo de este tipo de profesor, que también se da en profesora.
Modelo «Profesor rico»
No existe, y si se ha dado en alguna película, será irrelevante, supongo.


Fuente: Lecturas de cine y educación

0 comentarios:

Publicar un comentario